¿EL TURISMO ESTÁ EN JAQUE?

La actual situación mundial provocada por el COVID-19 ha puesto en jaque a todos los países del mundo globalizado y amenaza a su futuro con una más que evidente crisis no solo económica sino también social.

Es aún un futuro incierto pero lo que está claro es que no es una simple crisis sanitaria o económica; es una pandemia que afecta a todos los seres humanos del planeta y que tendrá un importante impacto más que negativo en las sociedades y economías de todos los países afectados.

Uno de los sectores más afectados sin lugar a dudas es el turismo. Este sector en España supone un 14,6% del PIB y da empleo a más de 2,8 millones de personas (World Travel & Tourism Council). Este campo fue el primero en sufrir las consecuencias con la explosión del virus y será de los último en recuperarse.

La posible solución para los destinos y empresas nacionales es el turismo doméstico, pero se calcula que el gasto podría caer un 47% (informe Braintrust).

Según este estudio, ayuntamientos y comunidades autónomas deberán planificar estrategias adecuadas para ganarse la confianza del turista ya que se prevé que la tendencia sea un turismo de proximidad.

Las comunidades autónomas tendrán que hacer una campaña enfocada en garantizar la seguridad además de la tranquilidad y para que los turistas viajen sin miedo. Es muy importante que los turistas se sientan seguros y puedan satisfacer sus propias necesidades apaciblemente. El reto es mayúsculo ya que tendrán que cambiar el plan estratégico establecido y adaptarse a las nuevas necesidades de los turistas. El mundo una vez más nos demuestra que todo cambia y es ahora cuando se debe demostrar que estamos listos para afrontar un entorno VUCA: la solución está en nunca caer en la monotonía e intentar siempre adaptarnos, inventar e innovar.

Tenemos la gran suerte de ser un país con muchos recursos y con una situación geográfica e histórica muy diversa y atractiva; desde montañas como los Pirineos, playas y costas como la Costa Brava o la Costa del Sol, cultura, arte, turismo rural y una de las mejores y más admiradas gastronomías del viejo continente y del mundo. Uno de los objetivos a cumplir es aprovechar todos estos recursos para aumentar y mejorar la economía siempre de una manera sostenible y equilibrada.

Comunidades autónomas como Galicia, Andalucía o Cataluña se erguirán como los destinos favoritos de los españoles de cara al verano. Eso se debe a que tanto compañías aéreas como trenes aún no han dado detalles de cómo se podrá garantizar el distanciamiento social y lo complicado que va a ser, sobre todo en el sector aéreo, gestionar la capacidad de los pasajeros respetando el distanciamiento social y como consecuencia que no salga a cuenta operar un avión. Así que probablemente será el coche el nuevo vehículo por excelencia y el elegido para los viajes debido a la autonomía e independencia que brinda al viajero, el distanciamiento social que proporciona, la elección libre de horarios y la no dependencia de estos a la hora de viajar que suponen una ventaja a la hora de planificar un viaje, y así mismo evita el contacto físico con personas desconocidas, además de tener en cuenta de una manera especial el aspecto económico.

La gente joven entre 26-35 años que suponen un 15% de total de viajeros serán los primeros en desplazarse y por eso las empresas turísticas ya se están posicionando para este público objetivo.

Por otro lado, las personas mayores de 55 años serán las que tardarán más en viajar debido al miedo y la precaución de estas.

Un ejemplo de modelo a seguir podría ser el de China: una vez controlado el brote epidémico de coronavirus, se han contabilizado más de 115 millones de desplazamientos por el territorio nacional durante el puente del 1 de mayo. Recordar que el confinamiento en China ha sido uno de los más estrictos y coordinados del mundo, y ahora parece que, según datos oficiales, ya han conseguido tener la epidemia controlada.

Se acercan tiempos complicados para el turismo, donde las pautas sanitarias están a la orden del día, y el miedo a viajar sumado a la dificultad de los medios de transporte para operar hacen que aun sea más complicado.

Bajo mi punto de vista, esto tiene que ser una recuperación gradual y siempre con la máxima responsabilidad, sin poner en riesgo a los turistas ni a la gente que se expone, empezando por un turismo más de proximidad y poco a poco contribuir positivamente a la economía del país. Al fin y al cabo, la recuperación depende y es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros.